¿Han visitado todos el Kinkaku-ji? Siendo uno de los destinos turísticos más populares de Kioto, e incluso de Japón, compitiendo siempre por el primer o segundo lugar en popularidad, ¿sabían que su nombre real es diferente? ¿Y sabían que el Kinkaku-ji que existe hoy ha sido reconstruido varias veces después de haberse incendiado en el pasado? Aunque muchos creen conocer el Kinkaku-ji, hay muchos aspectos de este lugar que son menos conocidos. En esta ocasión, les presentaremos la historia del Kinkaku-ji, sus puntos de interés y algunas curiosidades interesantes. Tanto si planean visitar el Kinkaku-ji como si no, ¡espero que encuentren esta información útil e interesante!

La historia del Kinkaku-ji

El resplandeciente Kinkaku-ji tiene sus orígenes en la antigua capital de la paz, Kioto, en tiempos lejanos. En aquella época, en la Kioto de la era Heian, existía una villa con hermosos jardines perteneciente a Saionji Kintsune, conocida como Kitayama-dai. Saionji Kintsune fue un noble y político activo durante la mitad del período Kamakura, sirviendo varias veces como Kanpaku (regente del emperador) y Daijō Daijin (el más alto oficial en la corte imperial), desempeñando un papel crucial en las relaciones con el shogunato de Kamakura. Los jardines, conocidos por su belleza con cascadas y estanques, cautivaban a muchos. Sin embargo, con el declive de la familia, el lugar también perdió su antiguo esplendor. Fue en esta época cuando el viento de la era Muromachi empezó a soplar nueva vida en estas tierras olvidadas, capturando la atención de Ashikaga Yoshimitsu.

Ashikaga Yoshimitsu, el poderoso tercer shōgun del shogunato Muromachi, puso sus ojos en este lugar. Adquirió la devastada villa Kitayama de los Saionji y en 1397 comenzó una gran renovación. Así nació la magnífica villa de Kitayama-dono, que se convirtió en escenario de política y diplomacia, con el Pabellón Dorado, conocido ahora como Kinkaku, erigido en su corazón. Yoshimitsu, en esa época, intensificó el comercio con la dinastía Ming y a menudo invitaba a visitantes chinos a la resplandeciente Kitayama-dono, utilizando estas ocasiones para demostrar el poder del shogunato Muromachi y el suyo propio. La cultura de Kitayama floreció en este lugar, atrayendo a muchos culturales que se dedicaban al arte y al estudio. Tras la muerte de Yoshimitsu, su voluntad transformó este lugar en el templo Zen conocido como Rokuon-ji.

Sin embargo, la paz no es eterna, y las llamas de la Guerra de Ōnin también alcanzaron Rokuon-ji, dejando muchos edificios en cenizas. El Kinkaku sobrevivió apenas, pero el templo enfrentó muchas adversidades en los años venideros. Durante el período Edo, bajo el mandato del shōgun Tokugawa Ieyasu, el monje Sōjō Henjō trabajó arduamente en la reconstrucción del templo, restaurando muchos de sus edificios y llevando al templo nuevamente a una era de prosperidad.

Sin embargo, la historia se repitió y el 2 de julio de 1950, el Kinkaku-ji fue incendiado por el monje aprendiz Hayashi Yōken, dejando el pabellón en cenizas. En su interrogatorio, Hayashi afirmó que su motivo fue la "envidia hacia la belleza", lo que causó gran conmoción. Este incidente captó la atención de muchos intelectuales, convirtiéndose en tema de narrativas y debates, e incluso inspirando a Yukio Mishima a escribir su obra "El Pabellón Dorado". A pesar de estas tragedias, el Kinkaku-ji superó las adversidades y en 1955, el pabellón fue fielmente reconstruido, recuperando su esplendor.

La historia del Kinkaku-ji es una narrativa de belleza y renacimiento. A través de numerosos cambios desde la era Heian hasta la actualidad, continúa brillando intensamente. Quienes visitan este lugar no solo se maravillan con su majestuosa presencia, sino que también sienten las profundas capas de historia y cultura que subyacen. El Kinkaku-ji no es simplemente un edificio, sino un símbolo del espíritu y la cultura japonesa.

A continuación, exploremos los puntos destacados de Kinkaku-ji

En esta ocasión, nos centraremos en tres aspectos principales para presentar.

Pabellón Dorado

El Pabellón Dorado del Kinkaku-ji, conocido comúnmente como "Kinkaku", es un símbolo esplendoroso representativo de Kioto. Su forma resplandeciente en oro es lo que da origen al nombre del templo y continúa cautivando a quienes lo visitan.

Construido en 1397 por Ashikaga Yoshimitsu y completado en 1408, el Kinkaku presenta una estructura de tres pisos donde cada nivel posee un estilo arquitectónico distinto. El primer piso, llamado "Hōsuin", está construido en el estilo de palacios residenciales, el segundo piso, "Chōon-dō", sigue el estilo de las residencias samurái, y el tercer piso, "Kukkyōchō", se construyó en el estilo de los salones de los templos Zen. Los dos pisos superiores están cubiertos con hojas de oro puro, desprendiendo una belleza abrumadora. Además, el techo está adornado con tejas de ciprés y una fénix de bronce dorado resplandece en su cima.

A pesar de haber sido destruido por un trágico incendio provocado en 1950, el Pabellón Dorado fue fielmente reconstruido en 1955 basándose en planos antiguos, manteniendo su belleza que atrae a numerosas personas hasta el día de hoy. El Pabellón Dorado del Kinkaku-ji, con su profundo trasfondo histórico y su impresionante belleza, seguramente dejará una impresión imborrable en quienes lo visiten.

Estanque del Espejo

El estanque del Espejo, que se extiende frente al Kinkaku-ji, es el corazón de un vasto jardín que ocupa más de la mitad del recinto. El estanque del Espejo está diseñado para evocar la imagen de los estanques de las siete joyas que se encuentran en el mundo de la Tierra Pura. Este jardín estilo estanque con islas cuenta con varias islas de diferentes tamaños, entre las cuales las islas de Ashihara, Tsuru (grulla) y Kame (tortuga) son particularmente famosas. El monte Kinugasa al oeste se utiliza hábilmente como shakkei (paisaje prestado), maximizando la belleza natural.

El estanque del Espejo y su jardín están designados como Sitio Histórico Especial y Lugar de Belleza Escénica Especial por el gobierno, y su valor histórico y belleza son altamente apreciados. Además, en el jardín hay piedras donadas por daimyos (señores feudales) a Ashikaga Yoshimitsu durante el período Muromachi, conocidas como piedras Hatakeyama, Akamatsu, Hosokawa, entre otras. Estas piedras transmiten el poder y el sentido estético de los daimyos de aquel tiempo. Cuando visite el Kinkaku-ji, asegúrese de apreciar no solo la belleza del Pabellón Dorado, sino también el encanto de este jardín intrincadamente diseñado.
(Cita de imagen: 京都を歩くアルバム)

Fudō-dō

El tranquilo Fudō-dō, que se encuentra en el recinto del Kinkaku-ji, tiene un aspecto modesto en contraste con el llamativo Kinkaku, pero su antigüedad lo convierte en el edificio más antiguo del templo, dejando sentir el peso de su historia. Este templo fue reconstruido durante el período Momoyama por Hideie Ukita y ha llegado hasta nuestros días después de más de 400 años.

En el interior del Fudō-dō se encuentra un ídolo secreto de Fudō Myōō, que se cree fue creado por Kūkai, el fundador de la secta Shingon del budismo. Esta imagen es especialmente venerada por su supuesta eficacia en curar enfermedades oculares, atrayendo la devoción de muchos. Además, una estatua de madera de Fudō Myōō de pie es mantenida como un importante bien cultural, cuyo valor es incalculable.

En la cripta de piedra del Fudō-dō, se encuentran inscritas fechas históricas y nombres, narrando la larga historia de este templo. Dos veces al año, en Setsubun y en el día de Gozan Okuribi, las puertas se abren especialmente para servicios religiosos, y el 28 de noviembre se realiza el gran rito de Goma, que es uno de los eventos especiales que también vale la pena ver.

Cuando visite el Kinkaku-ji, asegúrese de no solo admirar el esplendoroso Kinkaku, sino también de visitar este profundo y histórico Fudō-dō. Aunque modesto, este templo alberga una profunda fe y una rica historia, lo que lo convierte en otro de los grandes atractivos del Kinkaku-ji.
(Cita de imagen: inarige.com)

Acceso a Kinkaku-ji

El acceso a Kinkaku-ji es posible desde dentro de la ciudad de Kioto mediante tren, autobús o taxi. Aquí detallaremos cada medio de transporte y el tiempo que toma llegar.

Combinación de tren y autobús

Aunque no hay una línea de tren que llegue directamente a Kinkaku-ji, la forma más común de llegar es tomando un autobús desde la estación más cercana.

Acceso directo desde la estación de Kioto en autobús Tome el autobús de la línea 205 o 101 de la Ciudad de Kioto y baje en la parada de "Kinkakuji-michi". Tiempo estimado: Aproximadamente 40 minutos Tarifa: Alrededor de 230 yenes Movilizarse a la estación más cercana en tren y luego tomar un autobús Desde la estación de JR Kioto, tome la línea JR hasta la estación de "Enmachi" (aproximadamente 5 minutos) y luego cambie a un autobús de la Ciudad de Kioto de la línea 204 o 205, bajando en la parada "Kinkakuji-michi". Tiempo total estimado: Aproximadamente 30 minutos (incluyendo el tiempo de transbordo) Tarifa total: Alrededor de 500 yenes (tarifa de tren + tarifa de autobús) Taxi

Si utiliza un taxi desde dentro de la ciudad de Kioto, podrá acceder de manera más flexible y rápida.

Desde la estación de Kioto hasta Kinkaku-ji Tiempo estimado: Aproximadamente 20 a 30 minutos (dependiendo del tráfico) Tarifa: Entre 2,000 y 3,000 yenes (dependiendo del tráfico y la ruta) Consideraciones El tráfico en la ciudad de Kioto, especialmente durante la temporada turística, puede estar muy congestionado, por lo que los tiempos mencionados son aproximados.

En particular, los autobuses pueden sufrir retrasos significativos debido a la congestión del tráfico. Las tarifas de taxi pueden variar según la congestión del tráfico y la hora del día, así que considérelo solo como una referencia.

Cuando visite Kinkaku-ji, se recomienda planificar su viaje con tiempo de sobra. Además, en la ciudad de Kioto están disponibles pases de un día para autobuses, lo que puede ser conveniente para una visita turística eficiente, así que considere revisar esta información de antemano.

Curiosidades interesantes sobre Kinkaku-ji

Kinkaku-ji, con su deslumbrante apariencia dorada, ha cautivado a muchas personas. Sin embargo, más allá de su hermosa apariencia, hay numerosas curiosidades interesantes relacionadas con este templo. A continuación, presentamos algunas de ellas:

  1. Kinkaku-ji no es su nombre original

El nombre oficial de Kinkaku-ji es "Rokuon-ji", y Kinkaku-ji es solo un apodo. Este nombre se deriva del Pabellón Dorado "Kinkaku", cuyas paredes exteriores están cubiertas de láminas de oro.

  1. Historia de destrucción y reconstrucción

Kinkaku-ji ha sido destruido y reconstruido varias veces a lo largo de la historia, comenzando con la Guerra de Ōnin. El incidente más famoso fue el incendio provocado en 1950. Este evento tuvo un gran impacto literario, siendo abordado por Yukio Mishima en su novela "El Pabellón Dorado". El perpetrador era un monje en entrenamiento, cuyo motivo fue la "envidia hacia la belleza". El actual Kinkaku fue reconstruido en 1955.

  1. La cantidad de hojas de oro es asombrosa

La cantidad de hojas de oro utilizadas para cubrir las paredes exteriores del Kinkaku asciende a unos 20 kg. Este lujo contribuye a la belleza abrumadora de Kinkaku-ji. La restauración actual del Pabellón Dorado comenzó en 1987. Calculando con los precios del oro de ese año, el valor ascendería a unos 42,66 millones de yenes. Sin embargo, el costo total de la obra, incluyendo varios gastos adicionales, se estimó en más de 700 millones de yenes. Hoy en día, el valor del oro ha aumentado significativamente. Si se volviera a recubrir el Pabellón Dor ado de Kinkaku-ji con 20 kg de hojas de oro, el coste solo del material ascendería a unos 210 millones de yenes.

  1. Estilos arquitectónicos distintos en cada piso

El Pabellón Dorado de Kinkaku-ji tiene tres pisos, cada uno con un estilo arquitectónico diferente. El primer piso está inspirado en las residencias de la aristocracia de la época Heian y se llama "Shinden-zukuri". El segundo piso sigue el estilo de las casas de los samuráis, conocido como "Buke-zukuri", y el tercer piso está diseñado en el estilo Zen denominado "Zenshū-yō". Esta diversidad contribuye al encanto único de Kinkaku-ji.

  1. La belleza reflejada de Kinkaku en el Estanque del Espejo

El Estanque del Espejo, situado frente a Kinkaku-ji, fue diseñado para reflejar la belleza del Pabellón Dorado. En días sin viento, el reflejo de Kinkaku en el agua crea una escena mágica, como si hubiera dos Pabellones Dorados. Según la enseñanza de la Tierra Pura del budismo, el Estanque del Espejo representa el estanque de las Siete Joyas en el paraíso, compuesto por siete tipos de gemas preciosas y con arena de oro en el fondo.

  1. Un fénix dorado en la cima de Kinkaku

En la cúspide del techo de Kinkaku se encuentra una figura de un fénix de bronce dorado. El fénix, conocido como un símbolo de inmortalidad y renacimiento, refleja la historia de reconstrucción de Kinkaku-ji después de cada destrucción, añadiendo profundidad a su significado. Hay varias teorías sobre por qué se colocó el fénix allí, incluida una que sugiere que Ashikaga Yoshimitsu deseaba que su hijo ascendiera al trono imperial, simbolizado por el fénix.

Conclusión

Esperamos que hayan disfrutado aprendiendo sobre la historia, los aspectos destacados, las formas de acceso y las curiosidades de Kinkaku-ji. A pesar de ser uno de los destinos turísticos más famosos de Japón, hay muchos aspectos de este templo que podrían ser nuevos para algunos. Conocer estos detalles puede enriquecer su experiencia al visitar Kinkaku-ji, permitiéndoles apreciar no solo su belleza superficial, sino también su rica historia y simbolismo.

Si este artículo ha despertado su interés, ¡le animamos a visitar Kinkaku-ji en persona! Puede que descubran nuevos aspectos de este emblemático lugar que no habían considerado antes.